La autoestima representa la manera en que una persona se percibe a sí misma y cómo valora esa percepción. Es una evaluación global que abarca tanto el aspecto emocional-afectivo como el ámbito social de la persona.
La autoestima influye en el pensamiento, los sentimientos y el comportamiento cotidiano de una persona. Se desarrolla a partir de las interpretaciones que realizamos sobre nuestras experiencias personales en general. No es innata ni estática, sino que evoluciona a lo largo de la vida, influenciada por la historia individual de cada persona.
Surge como resultado de los sentimientos y acciones experimentados a lo largo del tiempo. Los juicios y valoraciones continuos van moldeando y fortaleciendo esa percepción y sentimiento sobre uno mismo.
Podemos entender la autoestima como un proceso psicológico complejo con un carácter socio-afectivo. Engloba la percepción, la imagen, el autoconcepto y el nivel de aprecio (respeto, valoración) que una persona tiene hacia sí misma.