El entorno laboral ha experimentado una evolución significativa, demandando una nueva dinámica en las relaciones interpersonales, la coexistencia diaria, la generación de métricas y la mejora de la productividad. ¿Cuál es la contribución específica del liderazgo femenino en este contexto?
El liderazgo femenino aporta una perspectiva colaborativa en la definición de metas. Si bien es esencial establecer una dirección clara, también resulta fundamental sentir que cada contribución no solo beneficia a la empresa, sino que también promueve el logro de objetivos personales y colectivos. Las mujeres en el ámbito laboral aportan cualidades como empatía, habilidades para la negociación, conciencia social, capacidad de innovación adaptable, disposición para desafiar la jerarquía en pos del éxito y habilidades para construir relaciones en todos los niveles organizativos, entre otras destrezas valiosas.
Para capitalizar estas fortalezas en beneficio de las organizaciones, las mujeres deben prepararse adecuadamente: adquirir conocimientos pertinentes, mejorar sus habilidades comunicativas en todos los niveles, fortalecer su confianza en sus capacidades y comprender cómo su contribución agrega valor a la empresa. Esto implica establecer límites claros, organizar su vida para equilibrar el trabajo y el desarrollo personal, comprender diversos modelos de liderazgo y saber gestionar el poder de manera constructiva.
En resumen, aspiramos a ser agentes de cambio activas y efectivas, capaces de obtener resultados, comunicarnos de manera efectiva y establecer conexiones significativas con otros en el entorno laboral.